martes, 29 de mayo de 2018

METAMORFOSIS

En clase hemos tratado la metamorfosis de F. Kafka 
Pero nuestra entrada se basa en hacer un relato corto tras haber  tratado la lectura del fragmento de la Metamorfosis. 

Cuando me desperté aquella mañana el ya no estaba a mi lado: me gire al despertarme en la cama de dos por dos que nos habíamos comprado hace escasos cinco meses. Parecía de serie o de película, elegir lo que queráis y pensar en un titulo en concreto. No sabía exacto lo que estaba pasando. Antiguamente se despertaba él antes que yo, venia y me daba los mejores buenos días que se podían dar, pero de un tiempo aquí el dormía más y me acababa despertando yo antes que él. Pero ese día sentí algo raro al girarme y ver que no estaba tumbado a mi lado. Chille. Volví a chillar. Nadie me contestaba. La casa estaba vacía, solamente esta yo en ella. Me levante de golpe de la cama e iba en busca de un posit, papel o algo en el que me dejase escrito; buenos días princesa, en cinco minutos vuelvo, te quiero. Pero nada, eso fue lo que me encontré, nada. Siempre dejaba sus llaves en la entradita junto a un muñeco que compramos cuando estuvimos en nuestras primera vacaciones en Alicante. No lo entendía, sus llaves estaban ahí, que era eso ¿ una broma? Volví a chillar que no me gustaba nada ese tipo de bromas con la esperanza de que me contestara  o se riera. Pero nada, la casa seguía igual, sola y en silencio. Me eche un café bien cargado con tres cucharadas de azúcar. Pensé que mientras yo desayunaba el estaría de camino y que se le olvidaran las llaves sería un gesto tonto a pesar de que él es siempre el que las lleva y siempre me regaña porque me las dejo en casa. Nada, desayune y no aparecía, fregué  mi taza y mi cuchara, ni siquiera había desayunado, cada vez las cosas eran más raras. Él seguía sin aparecer. Os pensareis que soy una paranoica que siempre va conducida por lo malo pero no, os diré la frase que me recorría todo le rato por el cabeza; la noche de antes, nos estábamos riendo por cualquier tontería no me acuerdo exactamente, nos gustaba mucho reír, pues en mitad de esa risa me dijo " Recuerda siempre esto". En ese momento no le di importancia pero a la mañana siguiente le di la importancia más grande que le podía dar. Pasaban las horas y seguía sin volver. La casa estaba sola. Estaba sola sin él. Y así se quedo sola por siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario